"El regalo más precioso es el regalo del tiempo"
Por medio de la música, el afecto, la educación y, en especial, el regalo del tiempo, 350 voluntarios nacionales e internacionales rompieron ayer con la rutina de las 800 personas que actualmente habitan en el albergue La Colonia, en el municipio de Manatí, al sur del Atlántico.
Desde las 11 de la mañana se instalaron estaciones de belleza, formación cultural, “face painting”, atención médica/odontológica, educación sexual, y consultorio jurídico para todos los miembros de esta comunidad damnificada, desde el 30 de noviembre del 2010, tras las inundaciones del río Magdalena provocadas por la ruptura del Canal del Dique.
La jornada fue la antesala de la II Cumbre Mundial del Voluntariado Juvenil que empieza hoy 3 de noviembre y cuya sede es la Universidad del Norte en Barranquilla.
“Tú haces que suceda” es el lema adoptado para este evento que tendrá lugar hasta el 5 de noviembre. Stybaliz Castellanos, directora de Univoluntarios, apuntó que para lograr un desarrollo sostenible es necesario empoderar a la comunidad para que participe activamente en los procesos de transformación.
“La idea es que cambien el pensamiento de que tienen que esperar a que otros los ayuden y que ellos entiendan que son parte fundamental de los procesos de cambio”, dijo Castellanos.
Desde el 24 de diciembre del 2010, Univoluntarios ha hecho presencia en el sur del departamento donde tantas familias perdieron todo tras las inundaciones.
Estas comunidades enfrentan necesidades sanitarias y de salud, hay carencia en la formación de capital humano además de necesidades alimentarias. Otra problemática que cabe señalar es el embarazo a temprana edad. Precisamente para tratar este tema, al igual que la prevención del VIH/ SIDA, dos jóvenes voluntarios de la Organización Acción Humanística dictaron charlas y entregaron material a los jóvenes del albergue.
Voces de los voluntarios
Bill Osborne, miembro de la International Association for Volunteer Effort - IAVE, asegura que la mejor manera de crear una sociedad equitativa y auto sostenible es a través del regalo del tiempo ya que, “es precioso, pues el que tenemos aquí en la tierra es bastante limitado”, afirmó el irlandés.
Comentó que el dar recursos no es suficiente para crear comunidades: “El ser voluntario nos permite donar nuestro tiempo y a la vez eso le devuelve a uno mucho. Por ejemplo, he aprendido muchas cosas y veo el mundo como un lugar muy pequeño”. Según Osborne, esto sucede porque “un voluntario ve las necesidades de la gente y se da cuenta de que es realmente fácil ayudar suplirlas si se trabaja de manera colectiva”.
Por su parte, Jakub Kalinowski, opina que es necesario cambiar un poco la mentalidad de lo que significa ser voluntario. “Hay quienes lo ven como una situación en la que existe un donante y una persona que recibe, pero la verdad es que ser voluntario es una experiencia gana- gana”. El joven polaco, de 31 años, sostuvo que, por ejemplo, “se gana experiencia, conoces a mucha gente nueva, te enfrentas con diversas situaciones y realidades que te dejan grandes enseñanzas, y uno adquiere ciertas habilidades que sin duda serán muy útiles para cualquier profesión”.
Al preguntarle al palestino Ismail Abu Arafeh, porque decide recorrer el mundo con el voluntariado respondió que, “es muy gratificante saber que la gente agradezca que yo haya viajado largas distancias para compartir mi tiempo con ellos”. Las sonrisas de decenas de niños con las que Ismail jugó fútbol en Manatí son fiel ejemplo de esta realidad. “Siento que realmente agradecen mi presencia”, dijo.
De acuerdo con Osborne, el joven árabe siente de que el mundo es un lugar pequeño debido a que ha podido observar que los seres humanos tenemos las mismas necesidades, “es lo que nos hace tan similares a pesar de las diversas costumbres y eso es algo que nos termina uniendo”.
Por Jennifer Cabana
Especial para Grupo Prensa
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